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31 octubre 2007

LA MAR, SE MUERE







¡Vaya una cosa que me regalas! -Pensarás: tienes razón al pensar así. Solo es un puñado de piedras que la Mar, expulsó de sus aguas a la Playa del Arveyal en Gijón.

Era una tarde gris a las orillas del Cantábrico, pero a mi perrito no le importaba lo gris que tuviera la tarde, tenía que dar el paseo de tos los días, le encantaba pasear por la playa cuando estaba la marea baja, la arena estaba mojada y aplastada por el agua que hacía poco se encontraba encima, también había multitud de desechos que la mar expulsaba de sus aguas, muchos de los desperdicios eran basura que los humanos le habíamos enviado, y que él nos los devolvía; otros eran desechos que el mismo producía.

El perrito se volvía loco por ir a la playa siempre encontraba algo con que jugar; pero estábamos en época de verano y los que estaban al cuidado de la playa no dejaban entrar a los perros, aun que fueran tan pequeños como este Yorksáy terrier que solo pesa dos ochocientos; pero aquel día la playa estaba desierta, la cuenta para el pequeño juguetón.

Empezamos el recorrido con tranquilidad…bueno; tranquilo taba yo, por que él corría como un condenado a la horca: en principio era un poco aburrido, la playa estaba limpia, y eso no le hacia ninguna gracia, el prefería la basura desfrutaba revolcarse en ella yo lo reñía, le llamaba marrano pero él seguía a lo suyo. Entonces cají una piedra y se la tire a lo lejos, el fue corriendo a por ella y me la devuelve de nuevo, así tres veces, la cuarta vez le tiré otra; la primera me quedé con ella en la mano: algo me había llamado la atención. La miré y la remiré; y me pareció que era un corazón, por lo menos ese aspecto tenía, entonces miré al suelo con más atención, y había más piedras, poro solo algunas tenían aspecto de corazón, y las que había ninguna era igual que la anterior.

Cogí alguna más y en casa las puse encima de la mesa, las coloqué por orden de mayor a menor, las miré un buen rato; y me perdí en un mar de suposiciones.

Lo primero me convencí de que eran corazones: eso lo tenía muy claro; ahora tenía que imaginar ha quién habrían pertenecido, yo no soy experto ni tengo medios para analizar cual fue la materia prima con la que se formaron, ni a quién habían pertenecido, por eso no pude saber la respuesta exacta: solo pude trabajar con suposiciones.

Lo primero supuse que era el corazón de una Roca, y que el Mar se lo había arrancado por exceso de cariño de tanto acariciarla. Y que con el tiempo se había cansado de tenerlo guardado en sus entrañas y lo expulsó, por que ya no le serbia de nada tenerlo guardado.

Lo segundo, supuse que el Mar había arrancado un trozo a la Roca y de tanto acariciarlo tomó la forma de un corazoncito, y que se fue deteriorando cada vez más asta perder su forma de corazón, y por ultimo desaparecer, ha esta suposición llegué cuando coloqué todas las piedrecitas por orden do mayor a menor, me pareció ver como el primer corazón se iba transformando, los primeros años solo cambiaba de forma, según los sentimientos que tuviera: después empezó perder volumen, iba envejeciendo, y perdiendo su forma, hasta que se convirtió de nuevo en una diminuta piedra, y continuaría así hasta convertirse en arana.

La tercera fue que pertenecían a enamorados que habían fallecieron en alta mar llevándose consigo el corazón de su amada, y que el mar se los devuelve a sus dueñas.

La cuarta, esta es un tanto dramática. Sabemos que la mar se está muriendo por culpa de los Humanos; pues me imaginé que esos corazones eran de tantos y tantas que el mar se había comido, y que ahora se da cuenta de que los humanos somos basura y los expulsa de sus aguas en forma de corazones… Ha ver si así dejamos de echar porquería a sus entrañas que ya están saturadas.

Terminadas todas estas posibilidades no había sacado nada en claro, no se cual será la acertada si es que no hay más por que yo soy un marinero de tierra y lo único que saqué en claro fueron más preguntas: haber si alguien me las puede contestar.

Lo primero: Me pregunto si las rocas tienen corazón.

Lo segundo: ¿El corazón de los Humanos, puede llegar a ser tan duro, que se puede llegar a convertir en una piedra?

Tercera: ¿Por qué la Mar expulsa los corazones? ¿Tendría tantos que ya no los podía mantener? O, ¿-Seria verdad que la mar se estaba volviendo inteligente, y que se había dado cuenta de que los Humanos somos una porquería, y que por eso estaba devolviendo los Corazones de tantos como había comido, por que, al darse cuenta de la porquería que había comido se le revuelve el estómago? Quizá sea esto último.

También puede ser que ya hace muchos años que la mar esta devolviendo la porquería, haber si nos damos cuenta de que la estamos matando; pero que de tanto ver lo que está a al vista de todo el Mundo, llega el momento que ya no se ve, o no se quiere ver: ¡y por eso expulsa los corazones de los que perdieron su vida, al tratar de robarle sus repletas dispensas a la Mar, para mantener a sus familias! ¡Seguro que creyó que los corazones de los Humanos, se ablandarían al ver los de sus semejantes que se habían quedado para siempre en el fondo de los Océanos!

No se lo que será; a lo mejor es que yo me imagino cosas que no tienen explicación y yo sigo empeñado en que alguien me las explique.

Pero lo cierto es que el Mar ya no sabe que hacer para llamar la atención de los Humano: el se está muriendo por que su estomago ya no admite más basura, y siguen llegando miles de toneladas a diario. El Mar no se quiere morir: por que es un ser inteligente: seguramente, mucho más inteligente que los que no hacemos nada por ayudarlo: él sebe que se va a morir, y también sabe que nosotros moriremos con él: no comprende a los Humanos: ¡Saben que sus vidas dependen de la suya, y sin embargo lo estamos matando!

Yo no se en que lío me metí por culpa del perrito, si no fuera él, a lo mejor ni cuenta me había dado de todo este drama que esta pasando nuestro querido Mar, o nuestra querida Mar: o nosotros mismos: que estamos cavando una enorme zanja, ¿Para quién? La Mar lo sabe. Nosotros ya lo sabremos.

Ha ver si vosotras dos me ayudáis a descifrar lo que la Mar quiere decir con esas 12 piedras… o, Corazones…Este es el motivo por lo que os mando estas 12 unidades, ya no se como llamarles: yo las coloqué de varias formas, y cada forma me decía una cosa diferente. ¿Será que tengo mucha imaginación? O, vosotras creéis que me estoy volviendo un poco tarara; al fin y al cavo solo son 12 piedras… Digo yo… Os pido ayuda en nombre de la Mar.




Sois maravillosas, tanto la madre como la Hija. Gracias a las dos por vuestra amistad, si todas las personas que habitamos en el planeta fueran como vosotras no estaría la Mar a punto de morir; y yo no estaría con este lío por haberle tirado una piedra al perrito para que jugara con ella.



Estas 12 piedras no valen nada, por que las encontré yo: si las encontrara un famoso escritor, que se hiciera rico gracias al libro que escribió sobre ellas: tendrían un valor incalculable: todos querrían las 12 piedras autenticas. Y sin embarga serian las mismas. Seguían sin valer para nada. No sé si me entenderéis, por que a veces me cuesta trabajo entenderme yo mismo.



Muchas gracias de nuevo, y perdonar por mis fantasías, a otras personas no les puedo enseñar esto, no saben o, no quieren saber, lo que quiero decir: pero vosotras dos; además de buenas con migo, también sois inteligentes. Son dos condiciones que muy poca Gente tiene.

EL OSQUENSE
31/10/2007

25 octubre 2007

Amor invisible


Villa alegre 14 – 4 – 07

Queridísimo Amor mío: no se quien eres ni donde estás, es mi cuerpo el que me dice que existes, mi corazón el que lo sufre, y mi mente la que tiene la esperanza de que algún día nos encontraremos.

Estoy seguro de que a ti te pasa lo mismo; esto no sé, explicar que es lo que me lo dice: pero lo que se, es que no me miente.

Amor mío… Llevamos, muchos años amándonos desesperadamente y todavía no nos conocemos. Hoy me levanté, después de soñar con tigo, y miré al espejo haber si te veía; y lo que vi, a mi espalda fueron los azulejos que ya estaban pidiendo a gritos que querían ser relevados; y un poco más cerca vi un ser con el poco pelo que le quedaba tan blanco como los azulejos, lo mismo que la barba de cuatro días.

Entonces mi di cuenta de que nunca te conocería: los años habían pasado y mi esperanza se desvaneció. Después de mirar un rato aquel Hombre envejecido y con cara de sufrimiento, me retiré, y me senté en el sofá totalmente derrotado, cerré los ojos y me quedé medio adormilado, lo suficiente para sentir lo que tú me estabas diciendo.

Me dijiste que si yo me rendía, tú corazón no lo resistiría y te morirías: me contaste lo que disfrutábamos cuando estábamos en aquel camping en una noche del mes de Agosto, el cielo estaba azul y lleno de estrellas: yo te abrazaba, tú me abrazabas, nos basamos: así debía ser el paraíso, pensábamos los dos. Desperté de nuevo, poro como si me hubieran inyectado una dosis de esperanza. Me fui al baño, me duché y me afeité y me miré de nuevo al espejo: los años taban encima, pero el semblante era otro aquella cara triste se había trasformado. Ahora era alegre, el pelo no importaba de qué color era, la felicidad me había dado tanta energía que me sentí rejuvenecer.

Me asomé a la ventana, era todavía temprano, apenas se veía movimiento por la calle, era domingo y la ciudad estaba dormida; las calles estaban llenas de desperdicios; algún transeúnte pasaba esquivando los cristales rotos, los botes vacíos, y procurando pasar desapercibidos de algunos jóvenes que todavía andaban por allí, no se sabe con que intenciones.

Desde otra ventana tenía mejor vista: a lo lejos estaba el mar, y delante, al otro lado de la calle, había jardines y grandes paseos con bancos a los lados para sentarse, en aquellos momentos estaban vacíos, solo alguno servía de dormitorio ha algún indigente, y las palomas buscando por el suelo; no se sabe lo que buscaban, por que yo no veía nada. Esto me dio que pensar. ¿Por qué las palomas veían en el suelo lo que yo no veía? ¡Sería por eso que no veía a mi amor! Si asi fuera nunca lo vería, a no ser que me volviera paloma: cosa poco probable.

De nuevo volví a la realidad: lo mismo daba que quitara la barba de 4 días y que quitara las lagañas, los años no los podía quitar. Había vivido toda la vida en una fantasía imposible de alcanzar. Había desperdiciado el tiempo; ahora ya era demasiado tarde ¡Que pensaría mi amor de mí, si por casualidad existiera! Me puse de nuevo a pensar.
No pensaba en mi sufrimiento, eso ya lo conocía de sobra: pensaba en lo que le podría haber pasado a mí ser querido… ¿Estaría esperándome? ¿Se casaría con otro? ¿Y si así fuera, le daría buena vida? ¿Sufriría por mi culpa? Eran infinidad de preguntas; que nadie me podía contestar. Solo una persona. Y aun que mi consciente sabía que existía, yo no estaba seguro.

Como me costaba trabajo caminar, durante el día pasaba mucho tiempo detrás de las cortinas, a través de ellas veía durante todo el día infinidad de gente. Era el mes de Agosto, hacía buen tiempo y los turistas cada vez acudían mas ha la orilla del Cantábrico: en este caso los que se veían desde mi atalaya estaban en Gijón: se veía de todo pero yo en lo que me fijaba era en las parejas de enamorados. Aprendí a distinguir a los que aparentaban estar enamorados y que en realidad, lo estaban era cansados uno del otro, estaban juntos pero el amor ya no los acompañaba, de estos había muchos, iban de paseo mirando cada uno por su cuenta, haber si veían alguna luz que los llevase se de nuevo a la felicidad. Esto me deprimía: parecía que una angustia se apoderara de mí.

Entonces cambiaba de canal y me ponía a ver felices; esto era otro Mundo…Mejor dicho; era el Mundo: aquí se veían caras alegres, su forma de mirar su forma de mirase, los gestos, el dialogo entre ellos. Hasta a mí, me parecía que se me movía la sangre más deprisa. Igual daba que fueran jóvenes o menos jóvenes o incluso viejos: con dinero o sin dinero. El amor de eso no entiende. Se puede ser muy rico económicamente, tener a su alcance todo lo que se les antoje, pero ¡Que compren el amor! ¡Haber si lo encuentran en un bazar por muy lujoso que sea! Esta es la verdadera riqueza. La otra también es riqueza, pero segundaria.

Cuanto más miraba más incertidumbre sentía, mi mente estaba confusa, no sabía si hacer caso al subconsciente o, a lo que estaba viendo. Me aparté de la ventana y me tiré a la larga en el sofá; el perrito que estaba dormido se despertó y se subió encima de mi pecho y empezó a lamer mi cara: parecía que sabía lo que estaba pensando y tratara de decirme…Tranquilo, que yo si te quiero. Solo era un diminuto perrito Yorksay, pero sabía que tenía algún problema y el trataba de ayudarme, quería que reaccionara: seguro que me pasaría eso más veces y ya sabía de memoria lo que tenía que hacer. Él si que me quería de verdad.

En agradecimiento a sus atenciones cogí el cayado y aun que con dolores nos bajamos a la calle hasta el primer banco que encontramos vacío, él también ocupó su sitio pegado lo mas posible a mí. La gente al pasar miraban de reojo; primero al perrito y después a mi, retornaban le vista a su senda, desilusionados; creían que al lado de un perrito tan hermoso tenía que haber otra persona con mejor presencia. En el banco solo estábamos los dos nadie se sentaba. Después de media hora se sentaron dos señoras, más o menos de mi edad; me preguntaron si estaba ocupado, yo contesté; solo el trozo que ocupamos nosotros dos.

Gracies pa nosótres ye suficiente con lo que ta libre. Tién un peru muy guapu

-Si Sra. Guapo y bueno.

-Fain buena pareja, usté tamién tién cara de buenu.

-Si, debo ser bueno por que no conseguí encontrar le pareja de mi vida.
-¿Qué quier decir? ¿Qué si fuera malu, la encontraría?

-Seguro, esos encuentran todo lo que se propongan, como no tienen sentimientos, no sienten. Y por lo tanto no les importa engañar cualquier incáuta que se les presente.

_¿Entonces, la su muyer tará ancantá con`usté?

- No lo se; nunca la conocí.

¿Entonces vive solu?

-No, vivo con non mi amor, y mi perrito.

La Sra. Que le hablaba miró pa la otra muy extrañada, como tratando de averiguar si ella entendía algo; por el gesto que hizo parecía que no lo tenía muy claro: entonces lo que parecía ser la relaciones públicas continuó su trabajo. ¿Creí que m`había dicho que nun tenía muyer?

_ Y no la tengo; por que mi amor y yo nunca nos conocimos, nos relacionamos a través de telepatía. Yo no sé donde esta ella, y ella no sabe donde estoy yo: llevamos así desde que no nos conocimos y, por lo que veo, así seguiremos.

La relaciones públicas miró a su acompañante, y le dijo...¡Tenemos que marchar, Gervasia que dejé la pota c`oles faves! Y si me quemen matam`el mio xuan, que ye muy burru.
-No se preocupe Sra. Que su marido ya ta acostumbrado a comer faves quemaes.

¿Y usté por que lo sabe, o es que lo conoz?

-Lo se por que usté acaba de decírmelo, a mi no me hace falta verlo pa saber que será raro el día que coma faves sin quemar. Gracias por la charla que mantuvimos, ahora me boy a casa totalmente tranquilo, yo se que les mis faves nun tan quemaes. Seguiré enamoradísimo, poro como hasta ahora…Por si escaso.

-Ah Gervasia- ¿Nun te paez qu`eta tirandomos un`andireta né?

-Si, Matutina: la mayoría les ves c`abres la boca ye pa decir burráes o pa meter la pata, mañana vengo yo sola, presientu que va tar aquí ala misma hora.

-Tas loca: igual que`l.

-Claru que tamus locos, desde que nun nos conocimos… Tal vez…

El enamorado…